Escrito por Coyote Alberto Ruz Buenfil
Comunicado/Boletín, para los que todavía se dan el tiempo de leer….
Otulum, Lakamha, Na Chan, Santo Domingo de Palenque, son algunos de los nombres con que se conoce el asentamiento de una población mestiza, integrada por comunidades dispersas choles, lacandones, tzeltales y chicleros, fundada en 1567, ubicada en el estado de Chiapas, sin embargo no fue sino hasta 1740 cuando se hallaron, a una docena de kilómetros de Palenque, los vestigios cubiertos por la exuberante Selva Lacandona de una gran ciudad Maya. Palenque fue declarada Villa en 1813 y en 1972 Ciudad.
Reconocida su importancia como una Zona Arqueológica nunca explorada aunque si visitada por un serie de aventureros como el Capitán Antonio del Río, el explorador francés Jean Frederic Waldek; el británico y norteamericano John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, Alfred Maudslay también británico, el francés Desiré Charnay y el arqueólogo danés Frans Blom, en 1947 el Instituto Nacional de Antropología (INAH) comenzó un trabajo sistemático de exploración, limpieza y reconstrucción de sus majestuosos templos y pirámides, encabezado por mi padre, el arqueólogo franco-cubano-mexicano Alberto Ruz Lhuillier.
En el año 1952 después de cuatro arduas temporadas de trabajo en el llamado Templo de las Leyes o de las Inscripciones, el arqueólogo y su equipo de colaboradores y trabajadores, realizó el descubrimiento más importante que se ha realizado en las Américas, de la tumba del sacerdote gobernante, Halach Uinic que los etnógrafos han nombrado Pakal el Grande, o K´Jinich Janaab Pakal, que llevó a Palenque a su mayor auge en el siglo VII DC como el más trascendental de su larga dinastía.
En la década de los 1970s, el INAH construyó un Museo de Sitio que tiene como nombre el del Dr. Alberto Ruz Lhuillier, y en 1979, al fallecimiento de mi padre en Canadá, cuando ocupaba el cargo de Director del Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México, se erigió una pequeña pirámide frente al Templo 13 o Templo de la Reina Roja, en la que reposa una urna con sus restos. Tanto en un Museo como en el otro se encuentra una réplica de la cámara mortuoria y la tumba del gran gobernante, en la de la ciudad de México con las joyas, mayormente de piezas de jade, que lo adornaron al momento de sellar su tumba y el túnel de acceso para llegar a ella.
En 1981 Palenque fue designado Parque Nacional y en 1987 la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
En éste año, los días 25 y 25 de julio, tuvo lugar la Primera Cumbre Declarativa de Paz, para designar a Palenque como Santuario de Paz, así como también a todos las Zonas Arqueológicas/Centros ceremoniales, Áreas Naturales protegidas, Aldeas de Pueblos Originales, Ecoaldeas, Centros de Permacultura y Huertos Comunitarios del Estado de Chiapas.
“El 9 de agosto del año en curso, se firmó e instaló con carácter permanente la Comisión Presidencial y el INAH para preservar y proteger los lugares sagrados y las rutas de peregrinaje indígenas que no serán objeto de nuevas concesiones mineras, se resarcirá los daños del pasado y se construirá una nueva relación entre el Estado, la Naturaleza y los pueblos wixárika, naayeri, mexikan y o´dam, y proteger por 1ª vez el patrimonio cultural, natural y el medio ambiente…”
Carta a mi padre, el Dr. Alberto Ruz Lhuillier
Mi querido Doctor
El 25 de agosto de 1979, me encontraba viviendo en una comunidad en el norte de California cuando no sé cómo, mi hermano Jorge me localizó y me comunicó que habías fallecido en Montreal Canadá. Bajo el choque de la noticia, sin pensarlo me fui al temazcal que habíamos construido junto a un lago, con una pluma y unas hojas de papel y te escribí una larga carta de despedida.
Pocos días después, cuando fui a llevar al aeropuerto de San Francisco a mis hijos Odín y Mayura que partían a México después de pasar un tiempo con su madre, Gerda, en la comunidad californiana de nuevo me comuniqué con mi hermano, quien me dijo que el periódico Excélsior le había pedido de escribir algo sobre nuestro padre. Me dijo que él era más un cineasta y que era a mi quien me correspondía escribirlo. Mi carta de Despedida a ti padre, partió con ellos. Pasaron unas semanas y finalmente me llegó la Carta publicada en el semanario cultural de el Excelsior, a dos páginas centrales, tal y como la había escrito originalmente.
La Carta, muy personal, fue bastante polémica, pues fue tomada como un Manifiesto generacional, aprobada por muchos jóvenes y criticada por algunos de tus coetáneos, que juzgaron que no tenía el derecho de hacerle ningún tipo de críticas a una figura pública tan admirada y respetada en el mundo entero como tú.
Hoy, 44 años más tarde me encuentro ante una disyuntiva algo similar, pues me solicitaron un artículo para la Jornada Maya, para compartir lo que desde mi mirada, fueron los recientes acontecimientos que tuvieron lugar en Palenque, los días 25 y 26 de julio de éste año.
Una pareja de amigos, entusiastas activistas, que por décadas se han dedicado a promover iniciativas por la paz y por los derechos de los pueblos originarios, Luis Precoma, Líder Operativo del Programa Santuarios para la Paz y de Derechos de la Madre Tierra en CASA Latina y Ángela Fontes Carrillo, Representante del Consejo Nacional de los Pueblos Originarios para la Educación, me solicitaron mi opinión sobre realizar un evento en Palenque, a lo cual de inmediato les di mi total aprobación y apoyo.
Su propuesta consistió en conseguir el apoyo de las autoridades del INAH estatal de Chiapas, la Dra. Olivia Lara Jiménez, Directora de dicha Institución, y José Pablo Bravo Coutiño, Director del Museo de Sitio “Dr. Alberto Ruz Lhuillier” quienes después de estudiar detalladamente de qué se trataba ese apoyo, accedieron valiente y entusiasmadamente en el el reconocer la Zona Arqueológica/Centro Ceremonial de Palenque como un primer Santuario de Paz así como el reconocimiento de los Derechos de la Madre Tierra/Naturaleza.
Desde los años 1980’s, por inspiración de algunos hermanos mayores y abuelos de tradiciones varias comenzamos a realizar ceremonias en las Zonas Arqueológicas, reivindicando el hecho que antes de ser centros turísticos o arqueológicos deberían ser considerados Centros Ceremoniales, lo cual nos acarreó todo tipo de problemas sea con los guardianes del INAH, o incluso con las autoridades policiacas o militares. Cualquier acto que se considerara ̈ceremonial ̈ ha estado estrictamente prohibido por muchas décadas, como el ingreso de flores, maracas, huehuetls, sahumadores, estandartes, y los permisos para poderlos realizar, altamente burocráticos o costosos.
En alguna ocasión, el guardián de Chichén Itzá, Don Arcadio Salazar, acudió al hotel donde estaba alojado con cerca de 200 personas de todo el mundo, para rogarme con lágrimas que desistiera de realizar la ceremonia de Equinoccio que yo estaba conduciendo al día siguiente en la Zona Arqueológica… “Don Albertito, “ me dijo, pues me conocía desde que era niño, “Usted sabe que esas ceremonias están prohibidas por el INAH, y su papá nos habria dado órdenes de impedirla…”-“Lo sé Don Arcadio, pero las instrucciones de llevarla a cabo vienen de más alto que el Instituto. Es el Sol que marca el cambio de un ciclo, y nuestros antepasados también las realizaban de acuerdo a sus propios calendarios….”
En esa, como en muchas ocasiones tuvimos que llevarlas a cabo como actos de “ocupación espiritual”, ilegales, arriesgando en los mejores de los casos el ser expulsados, multados o encarcelados. Solamente por la cantidad de participantes en ellas, cada vez más mayores, fue que se nos permitió ingresar en los equinoccios y solsticios, hasta que en casos como Chichén Itzá y Teotihuacán las autoridades del INAH y de las Secretarías de Turismo los fueron convirtiendo en espectáculos artísticos, comerciales, con muy poco contenido espiritual.
No me cabe duda de que la labor de los arqueólogos como tú, y la de los empleados del INAH es muy delicada, porque el cuidado de los edificios, templos, bajo relieves, estelas y demás vestigios no puede dejarse al libre acceso de cualquier persona, grupo, empresa u organización, bajo el riesgo de que se les cause daños irreparables o robos, pero mi análisis de ésta situación es que creo que también debe de ser considerada como que ni el Estado ni las Iglesias quieren ni han querido arriesgarse a que los pueblos originales se fortalezcan realizándose.
La quema de códices, destrucción de templos y persecución de sacerdotes son pruebas de que en todos los tiempos, los Gobiernos y la Iglesia, sobre todo la católica han tenido temor de que ese empoderamiento se lleve a cabo, tanto en la etapa colonial como más recientemente con el surgimiento y con el apoyo de Obispos como Sergio Méndez Arcéo en Morelos, y Samuel Ruiz en Chiapas, ambos altos prelados de la Teología de la Liberación y de su influencia en el EZLN en 1994, lo han seguido probando.
Y es que el ejemplo sentado en Palenque con la convocatoria y la participación del INAH, así como de más de 50 representantes de distintas organizaciones, Instituciones, Estados y países, como Canadá, Estados Unidos, México y Guatemala, para realizar una alegre y colorida ceremonia el dia 25 de julio en la plataforma del llamado Grupo Norte, en torno de un altar o tlamanalli de flores, semillas, plantas medicinales, frutos, hojas varias y las danzas y cantos floridos de los círculos de los y las danzantes del Sol y de la Luna, encabezados por la Abuela Tonalmitl, Jefa de las Danzantes de la Luna Xochimeztli; los poderosos rezos a las direcciones de los y las abuelas de Guatemaya; el poderoso canto del gran tambor del Chief del Beaver Clan de las Six Nations, Onandoga dirigido por Kerry Curley, provenientes de Ontario, Canadá; la solemnidad de las batas blancas de Shambala, la Casa de los Maestros, guiados por el Maestro Ángel Farpón, la presencia de la Venerable Tazin Palmo Kyabay, monja budista y sanadora; de Don Efren, abuelo maya cabeza de una numerosa organización tradicional Maya de Tabasco, fueron alguos de los numerosos testigos y actores de un evento sin precedentes a mi manera de ver.
La alegre entrega de 50 estandartes de la Bandera de la Paz, antiquísimo arcano retomado en los años 1930´s por el artista ruso Nicholás Roerich, filósofo, místico, escritor, arqueólogo, quien pintó más de 7000 lienzos y escribió mas de 30 obras literarias, con el propósito de que cada Bandera de la Paz, blanca con un círculo magenta alrededor, y tres esferas simbolizando la consciencia, la ciencia y las artes, para ser levantada en museos, bibliotecas, iglesias, monumentos, hospitales, Universidades y cualquier sitio que no debería ser destruido por los bombardeos en los albores de la Segunda Guerra Munidial fueron parte fundamental de éste evento. El llamado “Pacto Roerich por la Paz” fue firmado por 21 presidentes de igual número de países en la Casa Blanca de Washington, el 15 de abril de 1935, y ratificado por el Senado de los EUA y el Presidente Roosvelt en octubre del mismo año.
Desde muy temprano del 25 de julio y hasta la hora de un rico almuerzo, efectuado en la Casa Bambú, más de 200 danzantes mantuvieron esas danzas circulares sin que nunca decayera el ánimo. Imposible no pensar en las ceremonias que los fundadores de Na Chan realizaron cada vez que sus calendarios señalaron movimientos astronómicos en el cielo, que determinaron los ciclos de la Tierra y al mismo tiempo marcaron Eras de abundancia, de penuria, de siembra, de cosecha, de paz y de guerra entre los diferentes cacicazgos que compusieron el extenso territorio Maya que abarca Chiapas y Tabasco entre los siglos 2500 ac y el 900 dc. Eso tu lo tienes que saber muy bien mi querido padre, pues fuiste tú quien reconstruiste la llamada Torre en el Palacio, que en realidad era un Observatorio astronómico, como existen en casi todos los Centros Ceremoniales de México y del mundo.
En las noches de ambos días, se programaron Conferencias Magistrales, cantos y danzas en el auditorio del Hotel Villas Kin Ha, impartidas por la Dra. Desiree y el Dr. James Hurtak, miembros fundadores de la “Academia de las Ciencias del Futuro” y por el Maestro Ángel Farpón, así como la interpretación de los códices prehispánicos, por la Abuela Tonalmitl.
El día 26 la programación y el escenario central se desplazó en la mañana a las cercanías del Templo 13 de la llamada “Reina Roja,” el Templo de las Inscripciones y la pequeña pirámide-tumba erigida en 1979 para contener la urna con tus cenizas.
Igualmente, se levantó un bello altar como el día anterior, pero en ésta ocasión tuvo como una parte muy importante de la programación del evento, el establecimiento de una Mesa para la ratificación de firmas protocolarias para la declaración de todas las Zonas Arqueológicas del Estado de Chiapas como Santuarios de Paz.
Igualmente tuvo lugar la Investidura a la Orden Caballero Águila, que se te otorgó, post mortem, por parte del Lic. Alejandro Cruz Sánchez, Presidente de la Fundación, momento en que varios de los presentes tomaron la palabra para hablar tanto de la importancia del descubrimiento de la Tumba de Pakal I, así como de la importancia de este sacerdote-gobernante en la historia de Na Chan y tuya como director de las obras que condujeron al encuentro de tan insigne personaje. También fui sorprendido al serle otorgado y tomar la Protesta de nombrarme Presidente Emérito de dicha Fundación, un honor que no me esperaba.
La siguiente parte del evento consistió en desplazarnos al Museo del Sitio que tiene tu nombre, pues el Director José Pablo Bravo Coutiño, por instrucciones de la Dra. Olivia Lara preparó un nicho en una de las salas, donde los documentos, estatuilla, medalla y tu retrato, dibujado por la talentosa artista checo-mexicana Tania Janco, quedaron ya bajo su custodia, algo que tanto yo como Alejandro insistimos mucho que sucediera.
Después de la cena en el mismo hotel, donde nos recibieron un coro de Saraguatos desde la primera noche, en el auditorio se llevó a cabo una nueva programación que dio inicio con el lanzamiento de mi más reciente trabajo literario, una “Autobiografía de mis encuentros con las Raíces Negras en las Américas,” evento que organizó Luis Armando Suárez, director de la Editorial Entre Tejas, quien no solo lo está editando y publicando, sino que ese trabajo se está llevando a cabo en Tuxtla Gutiérrez, y que tiene como nombre “Raíces Negras Corazón Arcoíris.”
No quiero dejar de mencionar los nombres de varios de los participantes a ambos días del encuentro, quienes tienen una relación especialmente cercana contigo, como Francisco Álvarez y su esposa, hijo del primer guardián de la zona arqueológica, quien te acompaña todos los años de tus trabajos en Palenque. En alguna de mis visitas a esas tierras, Francisco me contó que cuando falleciste y fuiste cremado, la urna que contenía tus cenizas fue custodiada en su propio hogar, hasta que la pequeña pirámide-tumba fue construida.
Igualmente quiero agradecer la presencia y el apoyo que tuvieron conmigo varios activistas de los Movimientos Ecologistas a los cuales pertenezco, especialmente los llamados “Consejos de Visiones de Guardianes de la Tierra” como Sanya Youalli, con su compañero Costarricense, ella nacida en Eslovenia, Maestra de las Artes del Tatuaje Ceremonial, verdadera maga de su arte, y moradora de Palenque desde hace 20 años; igualmente de Paco Ayala, originador del proyecto Huerto Roma Verde en la ciudad de México, que considero uno de los lugares emblemáticos de la ciudad; Beleny Kumara, bailarina y fundadora de la bella ecoaldea Ixixtlán en Atlixco, Puebla; Arturo Akali, quien tuvo una participación muy importante tanto del “Llamado de la Laguna” en la defensa de las lagunas de Bacalar y todos ellos participantes del más reciente Consejo realizado en el Campamento Meztitla, en el mes de diciembre de 2022, en el Municipio de Tepoztlán, denominado “el Abrazo del Amate.”
Bueno mi querido doctor, como te decía cariñosamente, solo me queda agradecer todo lo que me enseñaste y por tu ejemplo como ser humano; por la posibilidad de haber tenido la oportunidad de regresar a Palenque, después de varios años sin poderlo hacer, reiterar mi agradecimiento a mis hermanos Luis Precoma y Ángela Fontes, sin quienes éste evento nunca se habría podido llevar a cabo, y a mi compadre Salomón Bazbaz, a quien le voy a enviar esta “Carta a Mi Padre.” No pude faltar a la cita para estar de nuevo en Palenque, por todas éstas razones, para platicar de nuevo contigo, y para sentir de nuevo la selva, y recordar tantas aventuras que pasé contigo en mi sitio preferido de todas las zonas arqueológicas de México, tu hijo, “siempre lejano y siempre cercano” como me escribiste en la dedicatoria del libro del explorador Catherwood, el último regalo personal que me hiciste. Te quiero como siempre”.
Espero que éstas líneas sean publicadas en en la “Jornada Maya,” para dejar un testimonio de algunos momentos que pude recoger, así como a los cientos de personas que asistieron y apoyaron de una u otra forma a la realización de un evento de inimaginable trascendencia y que sabemos que sus acciones futuras formarán parte de un muy importante nuevo capítulo de Nuestrastoria.
Coyote Alberto Ruz Buenfil.